Sáb, Jul 19, 2025

Alta costura al plato: cómo las marcas de lujo están convirtiendo el fine dining en una experiencia de marca

Alta costura al plato: cómo las marcas de lujo están convirtiendo el fine dining en una experiencia de marca

En el universo del lujo contemporáneo, la exclusividad ya no se viste únicamente: también se sirve. Desde Nueva York hasta Ciudad de México, las grandes casas de moda están transformando la gastronomía de alta gama en una extensión coherente de su storytelling, apostando por experiencias sensoriales que combinan sabor, diseño, herencia y deseo.

El fenómeno es global. El Blue Box Café de Tiffany’s, Le Café Louis Vuitton y Gucci Osteria son solo algunos de los espacios donde el fine dining se convierte en pasarela multisensorial. Ya no se trata solo de chefs con estrellas Michelin, sino de narrativas de marca cuidadosamente orquestadas, donde cada plato y cada entorno forman parte de una escena pensada para ser vivida... y compartida.

“Hoy no basta con vestir la marca; hay que vivirla con todos los sentidos”, explica Luis Alejandro Morales Ortíz, Executive Director de another, la agencia de comunicación estratégica con la mayor oferta de servicios en América Latina. Su mirada apunta a un nuevo código del lujo, donde el momento es tan importante como el objeto.

Experiencias que dejan marca
Desde el latte con monograma en Louis Vuitton hasta los raviolis florentinos de Massimo Bottura en Gucci Osteria, la propuesta va más allá del menú: es un manifiesto visual y emocional. En Latinoamérica, la tendencia ya se siente con fuerza. Tiffany & Co. abrió su primer Blue Box Café regional en Masaryk (CDMX), mientras que Dior y Guerlain apostaron por experiencias efímeras en El Palacio de Hierro y el Sofitel Mexico City Reforma, respectivamente.

Estas iniciativas actúan como puertas de entrada al universo del lujo. Por 20 o 50 dólares, un consumidor aspiracional puede acceder a una vivencia que no solo lleva un logo: comunica pertenencia, identidad y una estética compartida.

“América Latina representa una gran oportunidad para este tipo de branding experiencial. Hay una generación joven, conectada, que no solo consume lujo: lo documenta y lo comparte”, afirma Morales Ortíz. La estética, la atmósfera y la historia importan tanto como el sabor.

Gastronomía como nuevo canal de expresión
En esta nueva era, el lujo no es solo lo que se posee, sino lo que se vive. El plato se convierte en lienzo, en escaparate emocional y en vehículo de conexión. La cámara, como aliado inevitable, multiplica el alcance de cada experiencia.

Así, lo que alguna vez fue territorio exclusivo de la pasarela, hoy también se degusta: el lujo se sienta a la mesa.

Image